The Washington Post reporta desmantelamiento de tesoros mayas

Ciudad de México (Marcrix Noticias).— Un reportaje del diario estadounidense The Washington Post advierte del desmantelamiento de tesoros mayas debido a la construcción del tren turístico que se planea inaugurar el próximo año.

El Tren Maya, señala el reportaje, “está causando una destrucción inimaginable en una de las selvas tropicales más grandes que quedan en el hemisferio occidental”, y ha provocado la pérdida de casas y templos mayas milenarios durante las obras.

Este martes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descalificó la publicación y aseguró que es falso que exista destrucción arqueológica en el proyecto Tren Maya

El artículo publicado la semana pasada “sorprende por su falta de ética y veracidad, por incluir datos erróneos, imprecisos o mal interpretados, por utilizar términos equivocados, por falsear declaraciones, por omitir información relevante y, sobre todo, por revelar una posición parcial, tendenciosa y prejuiciada que, sin miramientos, descalifica el arduo trabajo realizado por profesionales de reconocida trayectoria y prestigio en su ámbito de conocimiento”, dijo el INAH en un comunicado.

Tendido de vía férrea del Tren Maya

Según el artículo periodístico, equipos de arqueólogos deben evaluar y excavar 37 millas (casi 60 kilómetros) de selva y clasificar, en una escala del 1 al 4, la importancia de los hallazgos. Esta tarea debe ser concluida en 18 días, pero si no se concluye a tiempo comienza la construcción, señala The Washington Post.

La escala de evaluación varía de “una importancia insignificante a un profundo valor histórico. Cualquier cosa con una puntuación menor a 4 seguramente será atravesada por la vía férrea o destruida por completo”,  apunta el diario.

Añade que hasta la elaboración del reportaje, había más de 25 mil monumentos que “no son considerados de profundo valor histórico”, y que los arqueólogos han encontrado más de 600 mil fragmentos de cerámica antigua y 450 restos humanos, así como 900 cuevas y sumideros, “conductos hacia el inframundo maya que el tren pronto atravesará”.

De acuerdo con el reportaje, el gobierno califica de “deconstruido” a “cada monumento que no pasa la prueba” de los arqueólogos.

Además, el periódico estadounidense indica que “la ruta del tren se desvió de una sección de hoteles y la carretera entre Cancún y Tulum, donde quedaba poco patrimonio que destruir, hacia una extensión de selva virgen que cubría un tesoro de antigüedades”.

Para un integrante del grupo de arqueólogos que habló con The Washington Post bajo condición de anonimato, porque temía ser despedido, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador “preferiría destruir la selva que molestar a algunos poderosos hoteleros”.

Protestas contra el proyecto

INAH descalifica reportaje

En respuesta a la publicación del influyente diario, el INAH manifestó su desacuerdo con las afirmaciones.

En el comunicado, lamentó “la poca seriedad y profesionalismo” con que se conduce el Post porque el reportaje carece de ética y veracidad, incluye “datos erróneos, imprecisos o mal interpretados”, y falsea declaraciones y omite información relevante. Pero sobre todo, indicó, el informe revela una posición “tendenciosa y prejuiciada”.

Señaló que la clasificación de las áreas de intervención de 1 a 4 no responde a una “orden” dictada por alguien, sino que las evaluaciones se basan en “una metodología innovadora y en los más altos estándares internacionales para la intervención y diagnóstico de patrimonio en obras de infraestructura”.

El INAH explicó que en la evaluación y clasificación usada por los equipos de arqueología, la categoría 1 corresponde a áreas donde no existen vestigios en superficie, por lo que las obras pueden continuar y solo aplica el acompañamiento arqueológico para registrar y recuperar los bienes muebles que aparezcan de forma incidental.

Para la categoría 2, se refiere a vestigios que remiten a contextos que pueden ser registrados y recuperados de inmediato, antes de dar paso a la obra, mientras que en la categoría 3 se establece que bienes inmuebles, además de ser investigados, serán preservados in situ.

La categoría 4 aplica a monumentos de “valor arqueológico excepcional, los cuales obligan a modificaciones en el trazo de la línea, con el fin de garantizar su preservación”, apuntó el INAH en el comunicado.

Calificó de falsa la aseveración del reportaje sobre las pérdidas de “casas y templos mayas milenarios”, pues los trabajos de salvamento han recuperado “información valiosísima” y se han obtenido “relevantes hallazgos” que son salvaguardados con técnicas de protección.

AMLO prevé inaugurar el Tren el próximo año

El INAH dijo que el reportaje incurre en “graves imprecisiones” cuando habla sobre término “deconstruido”.

Explicó que la excavación arqueológica “es un proceso de deconstrucción controlada para obtener datos y materiales en las capas de estratigráficas sobre los monumentos intervenidos”.

Dijo que el INAH ha registrado casi 35 mil monumentos en el área de influencia del Tren Maya, de los cuales ha intervenido, registrado y recuperado información de más de 4 mil 500, los cuales corresponden a aquellos que se encuentran dentro del derecho de vía, y que el resto han sido registrados, mas no intervenidos.

Agregó que el reportaje omite la conservación in situ de los monumentos a través de terraplenados con geomalla, muros de tierra armada y pivoteos, lo que ha permitido “garantizar la preservación de cerca de mil 90 monumentos que se encuentran en el derecho de vía del tren”.

Además, recalcó que las técnicas de registro desarrolladas por el proyecto “permiten la preservación virtual de cada uno de los monumentos que se han intervenido, lo cual no tiene precedentes en los proyectos arqueológicos realizados hasta el momento”.

Por último, el INAH dijo que el reportaje “descontextualiza, con mala intención”, las declaraciones del responsable académico del salvamento arqueológico del Tren Maya, a quien ni siquiera cita con su cargo de manera correcta, y que lo presenta “como el autor intelectual y material de la supuesta ‘destrucción’”.

Incluso, criticó el INAH, el reportaje se apoya “en declaraciones anónimas o de personajes que se han dedicado a denostar el proyecto, sin conocerlo”.

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