Gente joven o con problemas de movilidad invade cruceros de Cancún; hasta tres personas en cada uno

CANCÚN, Q. Roo (Marcrix Noticias).- La mendicidad o situación de calle parece ser día a día más común en Cancún, ya que se puede observar a personas, mayormente adultos mayores o con problemas de movilidad, en los diferentes cruceros pidiendo limosna o viviendo en la calle. Muchas veces, coinciden hasta dos o tres individuos en un mismo lugar.

También se puede apreciar a gente vendiendo algún producto a los automovilistas o a individuos que aparentemente no tienen problemas físicos que te abren o cierran las puertas de las tiendas de conveniencia a cambio de algunas monedas. Muchos de ellos realizan esta actividad por un tiempo y luego regresan a su lugar de origen.

Argumentan que tienen problemas de salud y no les dan empleo debido a su edad. En otros casos, la falta de oportunidades en sus lugares de origen los lleva a depender de la “buena voluntad” de la gente. A ellos se suman malabaristas, limpiaparabrisas y payasos de crucero, quienes ya forman parte de la imagen de este destino turístico.

Se estima que, en México, cerca de un millón de personas pidieron limosna durante el 2023, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del INEGI. Estado de México, Veracruz, Jalisco, Guanajuato y Puebla fueron las cinco entidades con más personas recurriendo a esta práctica.

En los últimos dos años, en Cancún, algunas personas que perdieron sus trabajos debido a la pandemia no tuvieron más opción que buscar alternativas para sustentar a sus hogares. Una de estas opciones es abrir las puertas de las tiendas de conveniencia a cambio de una moneda.

En la mayoría de estos comercios, esta práctica se ha vuelto común, donde se observan personas en silla de ruedas o con problemas de movilidad, así como mujeres con hijos que suelen estar en la entrada.

Muchas de estas personas señalan que están de paso para juntar algo de dinero y retornar a sus pueblos, pero la realidad es que gran parte de ellas decide quedarse ante la falta de oportunidades en sus lugares de origen.

A esto se suman aquellos que, debido a su edad o problemas físicos, no son aptos para desempeñar un oficio y han decidido salir a las calles con un vaso para recibir monedas. Es preocupante que, en algunos cruceros, se pueden ver dos o hasta tres personas pidiendo dinero entre los automovilistas.

Para las autoridades como el DIF, estas personas parecen invisibles, ya que no hay un censo de cuánta gente se dedica a la mendicidad o si podrían acceder a algún programa de apoyo que tome en cuenta sus limitaciones.

El número de personas en esta situación crece ante la indiferencia de la gente, que en muchas ocasiones sube la ventanilla para evitar el contacto. Estas personas deben salir a diario a buscar cómo sobrevivir en las calles, y cada día es más difícil, ya que los cruceros se han convertido en uno de los principales puntos de “recolección de monedas”.

Esas áreas son cada vez más concurridas y hasta disputadas por quienes realizan suertes, malabares o limpian parabrisas, que hacen de estos lugares su “empresa móvil”, ya sea por la falta de oportunidades o porque es la manera más fácil de obtener dinero.

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