Lorena Martins, una mujer de 74 años, sólo cuenta “con la familia y con Dios”, porque de sus pertenencias no quedó nada; e

Porto Alegre (Marcrix Noticias).- “Hoy vi la muerte”: a sus 74 años, Lorena Martins nunca había presenciado tamaña tragedia. Ayer dejó su casa bajo el agua en Porto Alegre y lo perdió todo salvo “a la familia y a Dios”; se fue en un bote de bomberos, lograron convencer a la familia de abandonar su hogar en una barriada de Porto Alegre.

La capital del estado brasileño de Rio Grande do Sul, al sur del país, sufre las peores inundaciones de su historia, tras las lluvias torrenciales que dejaron decenas de muertos y desaparecidos y casi 130 mil desalojados en la región. Asimismo, hasta ayer, las inundaciones han dejado 83 muertos y 111 desaparecidos.

La embarcación de Lorena llegó a una esquina inundada de la avenida Assis Brasil, convertida en improvisado puerto de socorro. Botes a motor, lanchas, jetskis e incluso pequeñas barcas a remo llevan un frenético ir y venir tratando de que los vecinos que aún se niegan a dejar sus casas lo hagan.

Entre quienes aún se quedan en las viviendas inundadas por un agua rojiza e insalubre hay gente con “miedo a saqueos”, explicó Dionis Bellettini, policía militar voluntario para el apoyo. Algunos moradores simplemente “no quieren ir a un refugio y no podemos obligarlos a salir. Se llama ‘opción de elección’”, señaló.

“Hoy vi la muerte. Tuve miedo” del agua, “pero los muchachos (rescatistas) fueron buenos. Mi casita está abandonada. Todavía trabajo para mantenerme”. La voz de Lorena se cortaba. Intentaba seguir, pero no pudo. Su camiseta de paño negro escondió muchas lágrimas. Pero su rostro no pudo disimular el brutal cansancio.

También el número de desplazados aumenta en Rio Grande do Sul a medida que los rescates se realizan en medio de una tregua que dieron las lluvias. Un incalculable volumen de agua provocó la peor crecida del río Guaiba y sus afluentes en la historia de la región.

“Las escenas que vimos son de terror”, relató Filipe Bezbatti, un joven empresario de eventos de 27 años enfundado en un traje de neopreno, mientras intentaba reparar el motor de la lancha en la que va y viene en busca de vecinos.

“Debería ser el gobierno que dé un norte”, se quejó Bezbatti. “Esto es el pueblo por el pueblo”, añadió Jefferson Martines, también empresario, de 28 años; ambos se conocieron en los desastres para ayudar a la gente y ahora ambos han formado equipo para seguir apoyando.

Ayer, la Cancillería de Argentina informó que el gobierno del país vecino ofreció a Brasil apoyo para paliar la crisis con el envío de buzos, tres helicópteros de evacuación, equipo móvil sanitario, un avión y hasta efectivos caninos.

“La República Argentina reitera su solidaridad con el Gobierno y pueblo de la República Federativa del Brasil ante las trágicas consecuencias producidas por las inundaciones que afectan al Estado de Rio Grande do Sul”, expresó el gobierno argentino en un comunicado.

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